Para muchas parejas, con animales en casa, la llegada de un bebé a la familia, puede convertirse en un verdadero motivo de preocupación, siendo frecuente en las visitas al veterinario un sinfín de preguntas acerca de qué se puede hacer para que el primer contacto sea perfecto.
Al introducir un bebé en casa, tú perro se enfrentará a gran cantidad de sonidos, olores e imágenes nuevas. Él ó ella pueden encontrar incluso alguno de ellos molestos. La rutina en casa cambiará drásticamente y el horario de tú perro también, teniendo infelizmente menos tiempo y atención para dedicarles. Puede ser un momento difícil para ellos, especialmente porque ha sido «vuestro/a único/a hija/o por un tiempo».
CONSEJOS PARA UNA BUENA RELACIÓN PERRO-BEBÉ
Lleva a tu perro al veterinario
Solicita un examen completo en tu veterinario de confianza (análisis de sangre, de orina y de heces incluido), para asegurarte que no tenga ningún problema de salud sin diagnosticar. Recuerda que el sistema inmunitario del bebé está en pleno desarrollo, y es una población considerada de riesgo ante determinadas enfermedades.
Disminuye la sensibilidad de tu perro ante nuevos olores, objetos ó sonidos.
Puedes empezar a encender alguno de los juguetes que vayas a utilizar las primeras semanas dejando que los identifique sin problema, sal a pasear con él y con el carro, usa la loción de bebé en tu piel…etc. Se trata de ir introduciendo nuevos estímulos y de hacer cambios por adelantado para controlar los niveles de estrés de tu perro.
Programa visitas con niños pequeños
Sería bueno intentar reclutar sobrinos, sobrinas, hijos de amigos, ó niños del vecindario y favorecer visitas cortas y dulces. Sal a pasear cerca de parques, patios de juegos…etc. donde los niños corren, juegan y hacen ruido.
Reduce sus niveles de actividad.
Inevitablemente, sus necesidades físicas y mentales, no se verán cubiertas como antes de la llegada del bebé. Acostúmbralo a menos atención y actividad en general.
Establece una zona «libre de bebés».
Esto puede ser una caja, una esquina, ó una habitación entera si hay espacio. Debe tener su espacio personal, donde pueda moverse, jugar con sus juguetes, ó descansar libre del llanto de bebé.
No tengas prisa y ante todo mucha calma.
Muchos padres primerizos se apresuran a presentar al perro y al bebé para intentar conseguir lo antes posible la imagen de «gran familia feliz». Pero la introducción, como todo en esta vida, debe ser lenta y gradual. Tú perro debe ver al bebé cada vez más a menudo, pero no necesariamente pasar todo el día juntos. Favorece un contacto lento, hasta que puedas notar que se siente cómodo.
No lo riñas, ni lo castigues.
Si demuestra un comportamiento inadecuado, no hay que gritarle ni castigarlo. Evita las asociaciones bebé-castigo. Si es buena idea en cambio, ignorar el mal comportamiento.
Reconoce las señales de ansiedad de tu perro.
Orejas hacia atrás, miradas hacia otro lado, cola baja ó escondida entre sus extremidades posteriores, deja de comer etc…cuidado con todos estos signos, porque puede estar sufriendo. Si demuestra algún comportamiento anormal de éste tipo, consulta en tu veterinario qué se debe hacer.
Hay miles de pautas para evitar el «sindrome de principe ó princesa destronada/o», no te quedes con las dudas, pide consejo en tú veterinario y comenta todas las posibilidades ante el nuevo cambio de vida. Con trabajo y esfuerzo, conseguirás el mejor resultado.